12 años de matrimonio igualitario: derechos y reparaciones pendientes
Por Cristian Treves
Haciendo historia
El 15 de julio de 2010, Argentina se convirtió en un país aliado de la transformación socio cultural y dio un paso importante hacia el reconocimiento de los derechos LGBTIQ+: se aprobó en el Senado la Ley N° 26.618 para la modificación del código civil, conocida como Ley de matrimonio igualitario.
A 12 años de este gran hito, hubo avances y retrocesos en función del impacto cultural que significó igualar la oportunidad de armar proyectos de vida y familiares. La sensación general es aún insatisfactoria, por un lado, se abrió un marco de respeto y búsqueda de nuevos reconocimientos. Y, al mismo tiempo, se siguen reproduciendo violencias que impactan directamente en el desarrollo laboral y personal de quienes forman parte del colectivo.
Avances y retrocesos
Mientras que en las calles y los medios de comunicación circulaban discursos a favor y en contra del reconocimiento de los derechos igualitarios; en los espacios laborales, las personas de la comunidad utilizaban estrategias para pasar desapercibidas y no recibir algún tipo de represalia por considerarse ajenas a las normas sexo-afectivas.
Desde Grow, Género y Trabajo, relevamos a diario que este tipo de invisibilización aún persiste y que los estereotipos en torno a la diversidad sexo-genérica parecen no encontrar un camino de salida en nuestras sociedades. Observamos, por ejemplo, falta de conocimiento sobre la historia del colectivo y sus problemáticas, representaciones negativas en torno a la inclusión de personas trans, y chistes y comentarios homo-odiantes.
En el mismo sentido, los ámbitos educativos siguen registrando la discriminación y el acoso como una de las problemáticas más latentes en adolescentes. Según el informe de acoso escolar en Argentina de la ONG Capicúa (2014), entre las principales causas de acoso escolar se encuentran las discriminaciones por características físicas, seguidas por cuestiones de diversidad sexual y por condición de migrante.
Viejas problemáticas, nuevas estrategias
Los derechos son efímeros y debemos seguir estando en alerta constante frente a nuevos discursos de odio que emergen. Desde Grow, Género y Trabajo, entendemos que el marco de los derechos humanos es un recurso que marca los límites pero no construyen consenso.
La ley de matrimonio igualitario fue el parteaguas para que una serie de nuevas reparaciones históricas fueran conquistadas. Sin embargo, aún vemos, por ejemplo, que la inclusión de personas travestis-trans sigue siendo un desafío inmenso para las organizaciones empleadoras.
Entonces, nos seguimos preguntando: ¿Cuántas décadas más necesitamos para que el mundo laboral refleje la sociedad que estamos construyendo? Para lograrlo, es fundamental buscar alianzas estratégicas que pongan en el centro de la agenda la problemática de la discriminación, la patologización y la estigmatización, y alienten a que las personas que integran las organizaciones se comprometan con la transformación.
Cada derecho le abre la puerta a uno nuevo, el matrimonio igualitario legaliza vínculos, la ley de identidad de género legaliza la identidad…pero no alcanza. El trabajo es un derecho fundamental para que las personas accedan a una vida digna y anclada en un marco de promoción de la salud y el bienestar en todas sus formas.
Esta nota fue publicada originalmente por Ámbito Financiero el 15/07/22