¡Hola! Múltiples estudios de universidades locales e internacionales, así como consultoras de estrategias, han demostrado una y otra vez que incluir la agenda de diversidad, equidad e inclusión (DEI) trae buenos resultados al negocio. Atrae a los mejores talentos, retiene a las personas, mejora la imagen, disminuye la incidencia de la violencia laboral, y surgen ideas más creativas e innovadoras. Para esta edición conversé con Grow- género y trabajo para entender cuáles son las tendencias que marcan la agenda para este año y los debates que se están produciendo, para que cada organización pueda definir qué estrategias implementar, de acuerdo a su equipo, empresa o sector.
“Un enfoque cada vez más utilizado es el del Bienestar Laboral, que incluye distintas dimensiones las cuales se enriquecen desde la agenda de diversidad e inclusión”, explica Georgina Sticco, co fundadora y directora de Grow- género y trabajo.
Y aclara: “Una de estas dimensiones es la física y ambiental, e implica brindar los recursos necesarios para que la persona pueda llevar adelante su tarea”.
De acuerdo con la especialista, un debate no saldado tiene que ver con el dilema entre mantener los esquemas híbridos o volver a la presencialidad. “Creemos que cada organización debe buscar el equilibrio que mejor le acomode. En este sentido, se recomienda trabajar en una presencialidad con propósito, con fines concretos donde se genere cultura e identidad y donde se pueda obtener lo mejor de la diversidad de equipos y opiniones. Para ello es necesario aprovechar los momentos dónde estamos cara a cara”, dice Sticco. Es importante resaltar que los esquemas híbridos benefician a las personas que tienen a cargo personas que cuidar, sean infancias, personas con discapacidad o personas mayores. Por ende, si es posible trabajar por resultados y con flexibilidad horaria estos grupos estarán agradecidos por esta oportunidad de conciliar sus responsabilidades de cuidado con el trabajo.
Otra dimensión es la social y emocional, la primera se relaciona con las interacciones sociales y el trabajo en equipo, la segunda con el equilibrio y satisfacción emocional. En este sentido es esencial la seguridad psicológica que implica que las personas puedan realizar sus actividades en espacios donde liberen su potencial sin miedo a ninguna represalia o consecuencia. Para ello, es clave generar entornos de trabajo empáticos, que promuevan el intercambio y el diálogo desde el respeto y con políticas de tolerancia cero a la violencia. “En relación a las agresiones, hay que tener en cuenta que las mujeres y personas del colectivo LGBTIQ suelen ser las más expuestas. Por otro lado, el cuidado de la salud es otro aspecto fundamental. Es importante destacar que los varones suelen descuidar más su salud que las mujeres, tienen mayor reticencia para acudir a profesionales y menor frecuencia de controles. En ese sentido, trabajar esto desde un enfoque de masculinidades es importante”, agrega Sticco.
La siguiente dimensión es la económica y profesional, que implica incorporar formación que le permita cumplir su rol así como asumir nuevos desafíos. Además, se refiere a las revisiones salariales y a tratar de sostener el poder adquisitivo del personal en contextos inflacionarios.
A nivel general es clave que las personas que están en puestos de liderazgo cuenten con las herramientas para marcar el ritmo de la cultura y de la transformación. Es de vital importancia que quienes lideran puedan acompañar los cambios, y a cada persona de su equipo en lograr el bienestar laboral, para dar lo mejor de sí mismos. “En Grow – género y trabajo consideramos que invertir en liderazgos inclusivos es invertir en la sostenibilidad de la organización a largo plazo”, concluye.