Lo que aprendimos sobre la violencia en los #Oscar2022
¿Qué aprendimos ayer en la noche de los Oscar?
Por un lado hubo momentos únicos en la representatividad de las/os presentadoras/es, vimos mejoras en las nominaciones en las distintas categorías, tuvimos el éxito de Jane Campion, tercera mujer que en 94 años gana el premio a la mejor dirección, y sobre una película que nos replantea el concepto de masculinidades.
Sin embargo, en lugar de estar hablando sobre estos aciertos, nos toca repasar las diversas y reiteradas situaciones de violencia que se sucedieron a lo largo de todo el evento que llevaron o desembocaron en “LA” bofetada.
El hilo de la violencia simbólica, durante toda una noche…
Aplaudimos que el evento haya estado dirigido por las cómicas Amy Schumer, Wanda Sykes y Regina Hall, destacadas en lo que hacen.
Sin embargo, hubo determinados chistes que rozaron lo incómodo y fuera de lugar, y que funcionaron como preludio de lo que sucedió después. Describimos algunos de estos momentos:
- Amy Schumer diciendo que ella representa a las mujeres blancas que llaman a la policía cuando las mujeres negras “are too loud” (video).
- Cuando se refieren a la buena performance de Jennifer Lawrence en “Don’t Look up”.. a pesar de “haber ganado algo de peso este año”.
- Cuando se llama a un grupo de solteros para hacerse un “test de covid”, con la excusa que “se perdieron”, y luego les dice “I am gonna swap the back of your mouth with my tongue”. Más adelante, siguiente el tema del covid-19, Josh Brolin y Jason Momoa son manoseados. Si bien el género está invertido, estas situaciones son acoso. ¿Nos parece gracioso el cambio de rol? ¿Cómo nos hubiéramos sentido si fueran mujeres? (video).
- Cuando Amy Schumer le pide a Kirsten Dunst que se levante de su silla por ser una “rellena asientos”. Considerando que las mujeres han sido las olvidadas por décadas en esta ceremonia, ¿por qué no hacer la broma con algún actor varón en lugar de legitimar con el chiste una situación de invisibilización que molesta e incomoda? (video).
- Cuando Chris Rock comenta que seguramente la peor persona para ser en ese momento era Javier Bardem, si su esposa (a quien no se nombra) no gana el oscar a mejor actriz. Recordemos que “la esposa” es Penélope Cruz, una de las actrices más destacadas del cine español, que además, hizo su propio camino en Hollywood.
Desde Grow, también consideramos violento el momento en que invitan a Liza Minelli a presentar un Oscar, cuando apenas puede sostener el cartón o leerlo, cuánto mejor hubiera sido que le dieran un premio a ella por su trayectoria.
Todo esto nos hace pensar: ¿cuál es la tolerancia frente a estos tipos de violencia? ¿Hasta qué punto entendió Hollywood de qué van los temas de género o la igualdad que tanto dice que quiere alcanzar?
El efecto catalizador
Chris Rock, presentador de la gala, bromeó con el peinado de Jada Pinkett Smith (esposa de Will Smith), quién reconoció públicamente que sufre alopecia, enfermedad autoinmune que provoca la caída del cabello. Ante esto, Will Smith se levantó de su butaca y golpeó al presentador, luego le gritó “mantén el nombre de mi esposa fuera de tu boca”.
Chris Rock sabía lo que hacía con ese chiste, no solo es de público conocimiento la enfermedad de Jada, sino que además él produjo y narró el documental “Good Hair”, el cual se centra en el tema de cómo las mujeres afroamericanas han percibido su cabello y cómo lo han peinado históricamente.
Acá y en cualquier país del mundo, opinar sobre el cuerpo de otra persona no es humor, sino es violencia simbólica, y en este caso, también psicológica (como ya contamos antes, hubo numerosos casos de estos en la ceremonia).
¿Cómo se siente quién recibe esta violencia?
La violencia de los patrones de belleza/estéticos tiene un fuerte impacto en las personas y puede afectar la autoestima, causar trastornos, angustia, entre otros. Si a esta violencia le sumamos la burla y desprecio por no ajustarse a los estereotipos y la exposición de la persona al decirlo frente a un enorme auditorio, en un evento que se está transmitiendo al mundo entero, los efectos se profundizan. La violencia psicológica puede generar impactos en las personas que la sufren como angustia, depresión, estrés, ansiedad, tristeza, etc.
Pero en este caso, recibir esta violencia también genera desconcierto, porque está dirigida hacia Jada pero que tiene como objetivo generar un impacto en su marido Will, que es quien ese día estaba nominado a los premios. Una vez más, la utilización de la violencia hacia una mujer con el objetivo de generar malestar/provocar a un varón, siendo la mujer un mero objeto que se utiliza en la competencia entre varones patriarcales.
La reacción
En cuanto al cachetazo de Will Smith, nos queda por preguntar por un lado: ¿cómo se para a Chris Rock? ¿Quién puede pararlo? ¿Está habilitada Jada, delante de todos, a alzar su voz y decir “no es gracioso lo que me acabas de decir”? Es altamente probable, que no, dado que ninguna mujer, en el día de ayer, manifestó abiertamente su descontento con los múltiples comentarios que recibieron, tanto de sus pares varones como de las mujeres. Seguir haciendo referencia a la edad y el cuerpo y a modelos hegemónicos de belleza que ya deberían haber caducado hace años, es violento y alguien debería alzar la voz.
Hubo varios medios que se preguntaron por qué Jada no dijo nada, y la verdad que el tema es entender por qué ninguna mujer se defendió…. y preguntarnos si en esos entornos está permitido defenderse.
Lamentablemente, la alzada de voz vino de la mano (literal) de Will Smith. Y nos presenta otra paradoja: esa no es la forma. Entendemos que en el mandato occidental masculino de “proteger” a su mujer se avale la violencia como forma, pero si realmente queremos erradicar la violencia, ningún tipo debería estar permitido, bajo ninguna circunstancia (salvo que te estés defendiendo, aclaramos por las dudas).
Ahora, cuando la academia dice “no toleramos ninguna forma de violencia”, ¿está incluyendo también la “broma” de Chris Roick o de eso no se habla? Las noticias que decían que Chris Rock no presentó denuncia… ¿y Jada? ¿Podría ella presentar una denuncia a Chris? Seguramente no, dado que en Estados Unidos no existe ley de protección integral de las mujeres.
El precio de la violencia
En realidad, ¿tiene costo la violencia? Sí, todos los medios hablan de esto, pero la verdad es que muy pocos minutos después Will Smith recibió el Oscar por su papel en “King Richard”, película que da que hablar (recordemos que habla de cómo el padre de las hermanas Williams las entrenó, junto a su madre, aunque ella no está en los créditos, para que logren ser quienes son, como si ellas no hubieran hecho tanto). Pero primero lo primero: al menos hasta el domingo, la actitud violenta como la de Chris o la de Will pasan desapercibidas, sin ningún tipo de costo.
Si nos detenemos un minuto a analizar el discurso de Will Smith veremos que no solo está lleno de incoherencias, sino que además, no reconoce en ningún momento que lo que hizo está mal. Indica que en esa industria se debe soportar que muchas personas te falten el respeto. Se disculpó con la Academia y con los nominados. ¿Y el resto? ¿y los/as espectadores/as? ¿Entiende lo que significa en TV abierta ver esa demostración de violencia?
Ahora veamos algunas de sus frases, para desarmarlas:
- “el amor te hace hacer cosas locas”, no es así, uno hace cosas locas por sí solas. El amor no tiene nada que ver. Y no es locura, es incapacidad para arreglar las cosas de otra manera, mandato de masculinidad mediante.
- “En tu momento más alto, el diablo vendrá”. Más allá de las creencias particulares, no se puede culpar a un otro de las propias acciones.
- “Fui llamado por Dios para amar a la gente, proteger a la gente… ser un río para mi gente”.
¿Entendió que su reacción no fue adecuada, por más que entendamos por qué lo hizo? Por sus palabras, pareciera que no.
Nos quedamos esperando, mientras sucedían otras de las escenas incómodas, unas disculpas de Chris Rock o del mismo Will Smith, reconociendo que todo lo que hicieron estuvo mal. Pero no, sus egos parece que no lo entendieron.