Por Anne Sztejnberg
La semana pasada tuvo lugar en Sevilla, España, la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4), un encuentro convocado por Naciones Unidas que reunió a más de 50 personas jefas de Estado y de Gobierno, organismos internacionales, sector privado y organizaciones de la sociedad civil. En un contexto internacional de profunda policrisis —económica, climática y geopolítica—, la FfD4 se propuso debatir cómo financiar las transformaciones necesarias para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y avanzar hacia un desarrollo más inclusivo.
El evento logró acordar por consenso la Plataforma de Acción de Sevilla, que reúne 130 medidas concretas: desde iniciativas para canjear deuda hasta impuestos a las personas más ricas, la creación de un foro para países deudores, mecanismos para pausas de deuda en casos de desastres climáticos y propuestas para fortalecer la financiación de infraestructuras sociales como los sistemas de cuidados. La magnitud de este acuerdo no solo reside en el número de propuestas, sino en que por primera vez se logró fijar compromisos específicos para transformar un sistema financiero global que tiende a perpetuar desigualdades.
Una igualdad de género en déficit financiero
Entre los temas centrales debatidos en Sevilla, el déficit de financiamiento para la igualdad de género ocupó un lugar destacado. Según ONU Mujeres, los países en desarrollo necesitan 420.000 millones de dólares anuales adicionales para cumplir las metas de igualdad de género de la Agenda 2030. Esta cifra demuestra que, aunque hay avances discursivos, las inversiones que impactan en la vida cotidiana siguen sin llegar a quienes más lo necesitan.
Desde Grow‑género y trabajo consideramos clave insistir en que esta falta de recursos no es solo una cuestión de justicia abstracta: impacta directamente en la participación laboral de mujeres y diversidades, las brechas salariales, las oportunidades de liderazgo y la construcción de empleo de calidad. Sin financiamiento suficiente, políticas como los presupuestos sensibles al género, el fortalecimiento de los sistemas públicos de cuidados, la formación y promoción laboral para mujeres y diversidades quedan en el aire.
ONU Mujeres llamó a que gobiernos e instituciones financieras pasen de las promesas a las inversiones tangibles: ampliar el alcance de los presupuestos con perspectiva de género, implementar alivio de deuda y reformas fiscales progresivas, e invertir en cuidados y servicios sociales que permitan a más mujeres y personas cuidadoras participar plenamente en el mercado laboral. Para Grow‑género y trabajo, esto no es solo necesario: es estratégico para construir economías más dinámicas, sostenibles e inclusivas, donde el potencial de toda la fuerza laboral se aproveche y donde ninguna persona quede relegada.
Cuidar también es invertir
En el marco de la Plataforma de Acción de Sevilla, se presentó oficialmente la iniciativa “Invertir en los cuidados para la igualdad y la prosperidad”, impulsada por México, Brasil y Colombia junto a ONU Mujeres, la OIT y la Alianza Global por los Cuidados. La propuesta busca que el cuidado —tanto de personas mayores, infancias como de personas con discapacidad— sea reconocido como infraestructura esencial para el desarrollo sostenible y deje de ser invisible en las cuentas públicas.
Este paso resulta especialmente relevante porque vincula de manera explícita la financiación del desarrollo con la reducción de desigualdades laborales de género. Los sistemas de cuidados no solo protegen derechos: permiten que más mujeres puedan ingresar, permanecer y crecer en el mercado de trabajo, contribuyendo así a cerrar brechas y generar empleo de calidad.
Desde Grow‑género y trabajo participamos de este debate como parte de la Fundación EU‑LAC, que co‑organizó el Foro Multi‑actor sobre el Pacto Birregional de Cuidados, un espacio decisivo en el diseño de la iniciativa. Nuestra experiencia asesorando a empresas e instituciones muestra que incluir la perspectiva de género y cuidados transforma las organizaciones: mejora el clima interno, retiene talento y favorece modelos productivos más sostenibles y equitativos.
Género, trabajo y cooperación internacional
La FfD4 demostró que, aún en un contexto global complejo, es posible construir consensos multilaterales y avanzar hacia políticas que prioricen la igualdad de género y el trabajo decente como pilares del desarrollo. Sin embargo, también dejó claro que los compromisos políticos no bastan si no se traducen en inversiones sostenidas, seguimiento presupuestario y reformas fiscales que permitan cerrar la brecha de financiamiento.
Desde Grow‑género y trabajo, celebramos que la conversación internacional empiece a reconocer que la igualdad de género no es un gasto, sino una inversión que impacta directamente en la calidad del empleo, la productividad y la cohesión social. Creemos que solo con recursos concretos, alianzas público‑privadas y políticas con enfoque de género será posible reducir las desigualdades estructurales que persisten en el mercado de trabajo.
Como ONG latinoamericana especializada en género y trabajo, reafirmamos nuestro compromiso de seguir contribuyendo a este debate global: porque invertir en igualdad no solo transforma vidas, también fortalece nuestras economías y sociedades.
📂 Fuentes:
- Financing for Development – Fourth International Conference on Financing for Development, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (UN DESA), sin fecha visible.
- El déficit anual de USD 420 000 millones obstaculiza la igualdad de género en los países en desarrollo, ONU Mujeres, junio de 2025.
- La CEPAL reafirmó que invertir en la economía del cuidado y la igualdad de género es clave para acelerar la recuperación, CEPAL, julio de 2025.