Por Lucho Fabbri
“Estamos en un mar de silencios en el que nos ahogamos, no estamos hablando de lo que hay que hablar”, dice Valentín, uno de los protagonistas de “El silencio de los hombres”, obra documental de la directora y productora audiovisual Lucía Lubarsky. Desde Grow – género y trabajo, y en el marco de la conmemoración del “Día del Padre”, nos proponemos generar espacios de conversación y reflexión para contribuir a erosionar éstos silencios, con la convicción de que constituyen un pilar fundamental de la reproducción de los mandatos de masculinidad.
El silencio no es saludable
Michael Kaufman, canadiense y especialista en estudios de masculinidades, dice que el silencio es un pilar fundamental en la construcción de la masculinidad y la reproducción de sus mandatos. El silencio en las relaciones entre hombres, callando cualquier expresión emocional que denote vulnerabilidad y ponga en riesgo la propia autoridad masculina, que se pretende racional y autosuficiente. El silencio, también, respecto a las propias dudas que un hombre pueda tener sobre sí mismo, sobre sus deseos, miedos e inseguridades, muchas veces ignorados por ellos mismos por temor a que prestarles la debida atención, provoque que se desmorone la armadura.
El valor de los silencios fue identificado por Lucía Lubarsky que, con este documental, logró que muchos hombres hablaran. Entre ellos, nada menos que su padre y su hermano. Conversaciones inéditas sobre infancias, vergüenzas, humillaciones, violencias, amores, lazos y mandatos familiares, provocadas, como en la vida misma, por las preguntas y predisposición a la escucha de una mujer feminista, que interroga e incomoda, a la vez que aloja.

“¿Qué ocultan en el silencio?”, pregunta la directora. Seguramente sean muchas las respuestas posibles y varias de ellas pueden apreciarse en el documental.

Fuente: Lucía Lubarsky. (2023) El silencio de los hombres.

Detrás del silencio se ocultan las violencias y complicidades de género por las cuales las mujeres y personas LGBTIQ siguen siendo víctimas cotidianas del machismo, casi siempre, a manos de hombres de sus propios entornos. También, un sinnúmero de desigualdades y microagresiones que, por menos visibles, no son menos graves, ya que vulneran el derecho a vivir una vida libre de violencias.
Pero además, el silencio masculino es una bomba de tiempo para los propios hombres, ya que atenta contra la posibilidad de registrar sus propias necesidades, atender su salud y cuidar de sus vidas. Que los hombres vivan en promedio 7 años menos que las mujeres o las tripliquen en tasas de suicidio, no se explica por razones naturales, sino culturales. Los mandatos de masculinidad obstaculizan el auto-cuidado, el pedido de ayuda y fomentan la exposición a riesgos innecesarios, con el afán de validar la propia masculinidad ante los ojos de los otros hombres. Erosionar éstos silencios es clave para promover masculinidades positivas y más saludables.
“Ya vas a ver cuando llegue tu padre”
Los mandatos de masculinidad también condicionan las formas de ver y ejercer la paternidad de los hombres, muchas veces limitada a los roles de autoridad familiar y proveedor del hogar. ¿Quién no escuchó decir “ya vas a ver cuando llegue tu padre”?, en alusión a esa figura que, seguramente en el trabajo, volvería para poner orden y retar a los hijos desobedientes, porque “es el que lleva los pantalones”. También, las alusiones al que “trae el pan a la casa” y “hace que nunca nos falte nada”.
Asumir que hay faltas que no se suplen con provisión material, que hay ausencias que marcan y silencios que dejan huellas, puede ser doloroso y algo incómodo, pero también una oportunidad para romper el silencio, generar conversaciones, buscar modos de reparación y promover el ejercicio de otras paternidades, más próximas, presentes y afectuosas.

Fuente: Lucía Lubarsky. (2023) El silencio de los hombres.
La paternidad es un momento clave en el ciclo de vida de los hombres, y por tanto, una oportunidad única para promover el cuestionamiento de temas delicados en torno a las normas sobre paternidades y masculinidades, y a las formas en que estas normas impactan negativamente en las relaciones de los hombres con sus hijas e hijos, parejas, familiares y comunidades. Además, la paternidad es una etapa donde se toma contacto con un nuevo tipo de cuidado, cuyos aprendizajes pueden eventualmente trasladarse a otras relaciones, en la que también se puede llegar a ser más tierno, empático y solidario.
Así lo considera el Programa P, desarrollado por Equimundo, EME – Masculinidades y Equidad de Género (Chile) y REDMAS (Red de Masculinidad por la Igualdad de Género, Nicaragua) en el marco de la Campaña Global Men Care, conocida en la región latinoamericana como Campaña de Paternidad, que busca promover la participación de los hombres en su paternidad y como cuidadores con equidad de género y sin violencia.
Desde Grow – género y trabajo, impulsamos el Programa Hombres Trabajando(sé) por la Igualdad, con propuestas de charlas y talleres para promover masculinidades positivas y más saludables. Además, en el marco del Día del Padre, invitamos a realizar talleres sobre la temática en tu organización o ámbito laboral, y a sumarse a amplificar ésta conversación compartiendo nuestra campaña en las redes sociales, en sus trabajos y en sus casas. Rompamos el silencio.