En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una reflexión necesaria: el involucramiento de los varones es clave para visibilizar, comprender y transformar las violencias que persisten en todos los ámbitos, incluso en los espacios laborales. Esta columna propone mirar de frente la relación entre masculinidad y violencia, y asumir el rol activo que los hombres deben ocupar para erradicarla.
l 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde Grow – género y trabajo creemos que es imprescindible el involucramiento de los hombres para visibilizar esta problemática y realizar las acciones necesarias para erradicarla.
Una problemática que no retrocede
Según el observatorio Ahora que sí nos ven, entre el 1 de enero y el 30 de octubre de 2025 hubieron 200 femicidios y travesticidios, y 315 intentos de femicidios. En el último tiempo algunos casos contaron con mayor resonancia pública, como el triple femicidio de Brenda, Morena y Lara, ocurrido a fines de septiembre, o el doble femicidio cometido por Pablo Laurta en octubre.
Estos datos muestran que la violencia física contra mujeres sigue siendo una problemática vigente, y que necesita acciones concretas y urgentes. Pero al mismo tiempo se dan en un contexto político y cultural de repliegue de la agenda, y de auge de discursos que minimizan la problemática, incluso desde las más altas esferas del poder.
La violencia no escapa a los espacios de trabajo
Según una investigación que realizamos en 2024 junto con MundoSur, el 97% de las mujeres encuestadas respondió haber vivido o presenciado alguna situación de violencia en sus trabajos.
Desde Grow – género y trabajo apostamos por llevar estas discusiones a los espacios laborales, porque creemos que las organizaciones tienen la responsabilidad de visibilizar estos temas, de reflexionar sobre qué culturas se reproducen en sus espacios, y de poner en práctica acciones concretas para promover espacios libres de violencias.



